El profesor Balbo volvió a despertarme, inquieto, y me contó lo que había dicho Cuquita. "Usted debería escribir ese libro", me dijo con aire-gesto-entonación solemne, y permanecimos un minuto en silencio, después de semejante sentencia, por cierto tan comprometedora.
David Alberto Campos V, Ópera Cromática, 2005
lunes, 26 de mayo de 2008
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