Fui armando una musa de carne y hueso a partir de tanta experiencia fenoménica, Dios bendiga a las neuronas, pues la percepción misma se va moldeando y la sinaptogénesis y la buena voluntad y nuestras mismas aspiraciones estéticas crean lo que queremos, y terminamos viendo lo que anhelamos ver, así haya un mundo real y objetivo allá afuera.
Tenía algo de razón Descartes, lo importante es que proyectamos nuestro mundo y por eso del mundo acabamos conociendo sólo lo que llevamos dentro: el espejo, mi musa o un anaquel de
sensaciones, el azul, la rima, el viaje, la música aquella, los arquetipos menos imaginados, esta vivencia.
David Alberto Campos V, Ópera Cromática, 2005
martes, 27 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario