A todas estas, el doctor Morado tiene una prosa inconfundible. Hombre de gran sapiencia y nada despreciable talento literario, sus anotaciones en las fichas clínicas han hecho que sus discípulos le
llamen: “el heredero de Bleuler”, aunque, por lo ocasionalmente pedantesco de su estilo, también podría llamársele “el hijo bastardo de Cajal”.
David Alberto Campos V, Ópera Cromática, 2005
martes, 27 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario