A todas estas, debo decir que el profesor Hartmann, que me tilda de obsesivo, es la personificación misma del Trastorno Obsesivo Compulsivo, y le gusta llamar obsesivo a todo el que se encuentra, acaso para sentirse acompañado, aunque puede ser también una especie de cumplido, gesto extrañísimo en un crítico.
David Alberto Campos V, Ópera Cromática, 2005
martes, 20 de mayo de 2008
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