Después de beber Schopenhauer
(Bien dosificado: no letal)
Uno ya es inmune
A cualquier influencia,
¡Loado sea quien sea!
Volviendo al punto
Una réplica no hace falta...
Lo que sí hace falta
Es que alguien le escupa la cara
Al buen Schopenhauer
Porque siento que nunca
Quisiera morir
Nunca
Así este mundo
No sea el mejor de los posibles
E incluso
Si es de los posibles el peor
Nunca
Dejaría este goce
Esta gloria
Que supera lo puro o fenoménico
Y es que Arthur
No vio cosas bellas
A pesar de tanto viaje
Pero yo
Que he andado apenas
No me equivoco cuando digo
Que se equivocó
Después de beber Schopenhauer
Amo todo más que antes
Me apego al mundo
Y hasta veo diamantes en el suelo
Y como siempre
Aparecerán asnos
Cabras con sotana
Camaleones y buitres
Criticando mi sonrisa...
Pero qué, qué saben ellos,
Los coprófagos puritanos,
Los que del beso ven apenas la saliva
Y del sexo las secreciones;
Ellos no saben
Pero tú dirás junto a mí
Nunca,
Nunca habremos de morir,
No estaremos sin el arrullo de la rosa
¡Nunca!
Así vaya a parar este poema
Al lodazal al pantano
Vivirá su (tu) mirada
No se quebrará el canto
Seguiremos siendo
Siempre
A pesar de los demonios de las arpías
Estaremos siempre
A pesar de asesinos y sofistas
Estaremos siempre.
Siempre, mi buen Arthur.
Lástima que hayas preferido la ceniza
Pudiendo probar dulce de estrellas.
David Alberto Campos V, Ópera Cromática, 2005
martes, 20 de mayo de 2008
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